Ciego. Nublado por las ansias de volar y no mirar atrás, encuentro un nuevo firmamento, donde todo fluye, sigue su curso y nada ni nadie es como parece ser. Entregado a aquello que parece incierto pero que me hace sentir cómodo, entre unos brazos extraños pero cálidos, como aquellos que ahora están perdidos y enredados entre otros misterios. Unos brazos extraños que me empujan al olvido de aquello que no quiero olvidar.
Y aún así, el camino andado me parece infinito. El camino andado me persigue mientras trazo nuevas rutas que me lleven a otro destino. Me persigue, y sin poder girarme, sin echar la vista atrás, me debo al camino. Me persiguen los fantasmas de quien me obliga a olvidar.
Y ahora me obligo, a pisar mis propios valores, a pisar lo que tanto me costó conseguir para poder retroceder, coger impulso y marcar un nuevo infierno a seguir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario