jueves, 4 de agosto de 2011

Te espero, pese a todo.

Si, te escribo a ti. Sé que entre las sombras que te rodean sigues leyendo esto, por eso esta vez dejo la metáfora a un lado, y me dirijo directamente a ti. Le escribo a quien no supo comprender, entender, sacar fuerzas y luchar y sobretodo, perdonar como yo lo hice decenas de veces; no sé el qué por qué pedí perdón por cosas que hice solo por tu bien, pero aún así te pedí perdón. Y me desterraste del modo en quien sabe que se equivoca guiada por quien no debe: mirando hacia abajo y sin ser capaz de dar una razón. Una razón que no existe, ya que en tu vida sigue habiendo piezas que no encajan, cosas que te hacen la existencia dura y fría, y era mas fácil quitar del medio a quien más cerca tenías. A quien solo quiso ayudar a ordena un puzzle precioso e infinito. Y me tocó.



Pasan los días, los meses y al retornar a este infierno que nos vio crecer se me hace todo aún más duro. Por ese miedo al enfrentarme a aquello que no sé si amo o si odio, aunque probablemente a partes iguales. Aunque la luz de los meses pasados me hace ver que destesto y amo a dos entes distintos, que todo los motivos ya quedaron atrás y lo que se odia son los modos, las acciones de un después de una vida unida que se deshizo de la noche a la mañana, y se nos fue de las manos.


Y aunque quiera olvidar, desterrar y haga lo posible por rehacer mis pasos sigo esperando una mirada que me diga un adiós o un espérame. Y aunque quiera odiarte, estos brazos son incapaces de desterrar un ángel caído, porque en algún momento también fui aquella pieza que no encajaba con el resto del mundo. No tengas miedo a deshacer el camino andado ... te espero.