sábado, 15 de enero de 2011

Los demonios habitan en la otra esquina...

Como gotas de agua fría los hechos se precipitan. Como cuando vemos desvanecerse una estrella y nos viene a la mente la extrañeza de que lo que vemos hace ya millones de años que sucedió. Así, es como se sucede la realidad. Así, es como todos vamos sucumbiendo, por motivos que ocurrieron hace ya tiempo, pero que solo nos damos cuenta tiempo después, cuándo ya todo es irremediable, cuando ya todo está acabado.

Pero seguimos un sendero plagado de pesadillas, como si esa estrella siguiera deslumbrando desde las sombras, y uno ya no pudiera distinguir cuales son sus pasos. Y huimos. Cerramos la puerta e intentamos deshacernos de una llave que parece que llevamos atada al cuello. Todo esto… es nuestro pasado, nuestros demonios, nuestros errores. Y a pesar de todo se hace llevadero, más de lo que fue en otra vida, quizá demasiado fácil para una estrella que tanto ha iluminado. Quizá lo peor está por llegar y solo está empezando a deslumbrarnos. Quizá es llevadero porque la conciencia está tranquila, porque los demonios reposan a la sombra y habitan en la otra esquina.